La ecorregión del Gran Chaco es el segundo bosque continuo más grande de Sudamérica, después del Amazonas. Gracias al esfuerzo de las organizaciones e instituciones para la conservación de la naturaleza, en 2011 se impulsó la creación de un Parque Nacional en la fracción chaqueña ocupada por Estancia La Fidelidad, que incluye una vasta extensión de monte atravesada por los ríos Bermejo y Bermejito.

El parque resguarda 128 000 hectáreas de bosques de algarrobo, palo santo y quebracho, pastizales, bañados, lagunas y también especies en peligro de extinción, como el tatú carreta, el oso hormiguero gigante, el tapir, el aguará guazú y, por supuesto, el yaguareté.

En 2014 se creó el Parque Nacional El Impenetrable, aunque fue recién en abril de 2017 que la Administración de Parques Nacionales pudo ingresar a custodiar la zona.

En tiempos prehistóricos, la región chaqueña donde hoy se encuentra el Parque Nacional se encontraba habitada por comunidades de pilagás, mocovíes, abipones, chulupies, chorotes, matarás, wichís y quoms.

Hacia fines de 1800, la zona vecina a los grandes ríos volvió a sufrir un cambio de escala al ser ocupada por españoles y criollos, con cierta resistencia de las comunidades originarias.

Hoy, en las zonas aledañas al parque, conviven familias criollas en los parajes junto a asentamientos wichis, ubicados en reservas o tierras comunitarias, como Nueva Población, Nueva Pompeya y Wichí. Las comunidades quom tienen tierras comunitarias al sudeste, en la Reserva Megasogochi, pero no lindan con el Parque Nacional.

Este contexto histórico generó una rica diversidad de saberes y prácticas que el visitante puede conocer a través de las propuestas de turismo comunitario que con mucho esfuerzo se vienen desarrollando en el entorno del paraje La Armonía, en el portal principal del Parque Nacional.